diumenge, 26 d’octubre del 2008

Piter y yo. Autostrada per l´Italia


Lamenté
no poder detenerme para hacer fotos del paisaje de La Liguria mientras iba de camino a Pisa; aunque la carretera era mu
y buena, no era lo suficientemente ancha para las áreas de estacionamiento de emergencia que ví en otras autostradas......de pronto sobrepasé el cartel que me anunciaba que abandonaba Liguria y entraba en la Toscana.....es difícil poner por escrito las emociones que me invadían ese día. Al fín era plenamente consciente de que después de tantos meses de preparación estaba en Italia y mi viaje era ya una realidad...no podía comentar con nadie las bellezas que había visto, las que estaba viendo y las que me esperaban, sólo éramos el Cd y yo, pero vaya, hablaba conmigo misma y sentía una alegría burbujeante que me hacía sonreír todo el tiempo como una tonta...Y me sentí precisamente así cuando, mientras recorría mis primeros kilómetros por la Toscana, ví allá a lo lejos unas montañas blancas, y por un momento me pregunté por qué extraño fenómeno de la naturaleza había nieves perpetuas a tan escasa altura, y tan cerca del mar....entonces me dí cuenta de que eran las canteras de mármol de Carrara...
El viaje se me hizo muy rápido, al fin y al cabo sólo dos horas separan Genova de Pisa, y aunque tardé algo más, era una distancia muy asumible...Llegando a Pisa, salí por la primera salida de la autopista que encontré, Pis
a nord, y me dispuse a pagar el peaje ; ya había tenido mi primera experiencia con las gasolineras italianas e iba a tener la primera con los peajes...había decidido pagar el combustible y los peajes con tarjeta y dejar el efectivo para el resto de gastos, pero aquella máquina infernal no me aceptó la tarjeta, ni las otras dos que probé.....había tenido cuidado de escoger la salida adecuada, y sabía que el sistema era como en España, no entendía por qué aquel engendro mecánico no las admitía....así que apreté el botón de ayuda, y expliqué (en italiano, y además bastante correcto) lo que me sucedía....el duende verde de dentro de la máquina me respondió tan rápido que no pude comprenderle ni una palabra y cuando así se lo dije, apareció un ticket larguísimo y la barrera se abrió....me detuve en el arcén del peaje y leí aquel legajo; en él me explicaban las distintas maneras de abonar los 12.40 euros que debía: por internet, giro postal, en las casetas de la autopista con cobrador o en los Punto Blu. Había visto muchos indicadores de Punto Blu en el trayecto y sabía que allí se podía solicitar el Telepass, el sistema de cobro automático de autopistas parecido al que tenemos aquí y que había decidido no utilizar porque para un extranjero no era tan útil....comprendí que además eran centros de atención al conductor en la autopista....bien, pues pagaría religiosamente lo que debía pero primero, Pisa.



2 comentaris:

elisabet ha dit...

aquest relat està superemocionant!!!

Monica Bedana ha dit...

¿Pagaste?
Eso en Italia no se hace ¡¡¡¡¡¡¡¡EN NINGÚN CASO!!!!!!!!!

;-)