Museos del
Mole Antonelliana sólo una. Con sus 167.5 metros, es el símbolo de Turín, y un edificio de historia al menos curiosa. La comunidad judía de Turín encargó la construcción de una nueva sinagoga al arquitecto Alessandro Antonelli, que comenzó el proyecto en 1.863. Seis años después se acabaron los fondos (los gastos se habían disparado ya que el arquitecto había incluído modificaciones en el proyecto original) y la obra quedó inconclusa. Esta situación se prolongó diez años hasta que Antonelli, empeñado en terminar su obra, convenció al Ayuntamiento de Turín para comprar el edificio; en 1.878 se reanudaron las obras y acabaron en 1.897. Es muy difícil definir su estilo, pues es una combinación de varios: neogótico, clásico en sus columnas, un templete en su parte superior.....La inferior es totalmente cúbica, sobre ella se alza la cúpula y el templete y la aguja, con una estrella. El templo es un mirador y se accede a él mediante un ascensor de cristal que situado en el centro de la cúpula, sube a 1.5 metros por segundo y tarda 57 en llegar a la cúspide. Mientras las vistas desde la Maddalena o Superga son más paronámicas, desde la Mole se observa con detalle la ordenación urbana de Torino, sus avenidas, las plazas principales, y sobre todo se distinguen los barrios. Personalmente, ésta es la vista que más me gustó.
En principio, la Mole fue la sede del Museo Nazionale del Risorgimento pero con el traslado de éste al Palazzo Carignano, quedó inutilizada. En el año 2.000 se inauguró en ella el Museo Nazionale del Cinema, que en origen estaba formado por la colección privada de la historiadora Maria Adriana Polo, y que hoy día se ha ampliado considerablemente. En la sección llamada de la arqueología del cine se exhiben caleidoscopios, cajas ópticas, marionetas; a continuación se accede a la Macchina del cine, conformada por una serie de pequeñas habitaciones, enlazadas mediante pasillos, en las que se reconstruyen lugares y se muestran objetos relacionados con las labores del director, el productor, el guionista, el cámara....allí pueden contemplarse guiones originales del Padrino, un sombrero y una bufanda de Fellini, y destaca la sección de vestuario y de efectos especiales. Pegada a la cúpula, y en espiral se halla la Galleria dei manifiesti,
Esa fue mi última tarde en Turín. Al día siguiente, tenía la mañana para dar un último paseo, comprar los bombones típicos, los Giandujotti, y despedirme de Turín...paseamos por la Piazza Castello y tuvimos tanta suerte de que el Palazzo Madama estuviera abierto, así que accedimos a la parte pública del mismo, y vimos su famosa escalera barroca. No teníamos tiempo de ver el Palacio entero y seguimos caminando por Via Garibaldi...allí nos sentamos en un café y luego fuimos a Piazza Statuto donde compré bombones y caramelos para un regimiento...
Arrivederci....
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