diumenge, 2 d’agost del 2009

Piter y yo. Regreso a Hiperbórea


Hace algún tiempo, conté mi segundo día en Vignale Monferrato....por eso voy a "saltarme" esas horas que me quedaban allí y comenzaré este post refiriéndome a mi encuentro con Adriana, la madre de Davide, en la estación de tren de Alessandria aquel mismo día....se había empeñado en reunirse conmigo allí, para compañarme en mi entrada a Torino, por si me perdía en la ciudad....creo que tardamos más en llegar a casa a causa del rodeo que me hizo dar...pero no me importó porque estaba en Torino!!! en Mi Torino!!! Había regresado!!!

No me voy a explayar contando mi visita a la ciudad, este blog comenzó precisamente así, y quien quiera saber más de ella, sólo ha de retroceder....esta vez mi visita fue corta, y nos dedicamos más a las afueras....al día siguiente a mi llegada, marchamos a la montaña, porque hacía un día precioso...visitamos Agliè y subimos y subimos, hasta llegar al límite del Piemonte con el Valle de Aosta....aquel día mi coche llegó de verdad al fín del mundo, un pueblo pequeño llamado Fondo donde, literalmente se acababa la carretera...esa noche cenamos con Mariangela y al día siguiente visitamos Venaría Reale, el palacio de caza de los Saboya y esa tarde, la pasé sola caminando por Torino, como había querido hacer desde que llegué....pasé mi última mañana visitando con Mariangela y Adriana el santuario de la Consolata y tomándome, como mandan los cánones turineses, un Bicerin en el Caffè al Bicerin, justo enfrente de la iglesia....esa noche embarqué de nuevo en Génova hacia Barcelona....no entro en detalles porque aquellos días fueron muy míos....

Todos tenemos una ciudad, o varias, que constituyen nuestras Hiperbóreas particulares.
No son la nuestra, no se le parecen, pero nos unen a ellas unos lazos que nisiquiera sabemos cómo se han atado, simplemente un día las descubrimos y se quedan con nosotros para siempre, y cuando alguien las nombra, sentimos un tironcito justo a la izquierda, bajo las costillas, a la altura del corazón. Yo tengo varias Hiperbóreas, ciudades que no se parecen a la mía, más grandes, más pequeñas, con mar, sin mar, con montañas, sin ellas, de clima cálido, frío, de historia parecida o completamente diferente, donde me esperan o donde estoy sola......ciudades en la que siempre me siento feliz.
Mi Hiperbórea número 3 llegó a mí hace un año, y la descubrí, regla casi imprescindible para una Hiperbórea, de manera casual. Pero en cuanto la ví por primera vez me fascinó y la hice mía. Está muy lejos de Casa y eso hace difíciles nuestros encuentros, pero en un año nos hemos encontrado dos veces, y dado que ella parece sentirse conmigo igual de a gusto que yo con ella, sé que nos encontraremos de nuevo y ella me irá abriendo más sus puertas y me descubrirá nuevos secretos, permitiéndome descubrirla de nuevo cada vez. Porque las Hiperbóreas se descubren cada vez que las visitas, abren a tí sus calles para que las contemples con ojos nuevos, desde nuevos ángulos, con otra luz, para que nunca se rompa el hechizo que te une a ellas. Se diría que es un acuerdo mutuo: ellas nunca dejan de ser fascinantes y se comprometen a no decepcionarte nunca, mientras tú prometes verlas siempre con los ojos del primer día, cuando sientes el tirón por primera vez. Pero no te engañes, el poder no lo tienes tú, lo tienen ellas, son ellas las que se dejan admirar y querer, tú sólo puedes rendirte.
Y yo he vuelto a rendirme, entregada totalmente, como ya sabía que sucedería, a la belleza urbana de mi Hiperbórea número 3, a sus corsos y piazzas, a la luz del atardecer sobre el Po, a las vistas desde Superga, a la Mole Antonelliana, a los pórticos de Via Roma y Via Po, al Liberty,
a la colina Turinesa, a los Palacios, a los Recuerdos y la Historia que rezuma de todos sus poros y como este encuentro ha sido corto, le he prometido regresar....y ella ha prometido esperarme, dispuesta a acogerme de nuevo y demostrarme que Torino tiene mil caras y que a mí me quedan muchas por descubrir.



En la tercera farola del lado izquierdo
del puente Vittorio Emanuele,

según se va desde la piazza Vittorio Veneto
a la Chiesa della Gran Madre di Dio.




Así suena para mí