diumenge, 31 de maig del 2009

Bienvenidos a Syldavia, el Reino del Pelícano Negro



Algunos de los recuerdos más frescos de mi niñez son las visitas a casa de mis tíos. En aquella casa siempre había libros interesantes que leer, rotuladores de colores con los que dibujar, muñecos con los que jugar si prometías cuidarlos bien....pequeños hámsters que observar...y dos primos mayores que a nuestros ojos hacían cosas muy emocionantes. En la habitación de Eduardo había un armario donde se guardaban
tesoros: desde hacía años coleccionaba los
libros de Tintín y Astérix y siempre estaba dispuesto a dejármelos leer.
Yo adoraba aquellos tomos, no importaba cuántas veces los hubiera leído. Con Astérix me reía, pero con Tintín soñaba y conocía mundo.


Fue en sus páginas donde vi Petra por primera vez, conocí Syldavia y Borduria (las busqué en el Atlas pero no las encontré: errores del editor, supuse), ví los cráteres de la Luna y oí por primera vez "bashi-bazouk"....
Por aquel entonces Tintín me gustaba por las aventuras que corría, la gente que conocía, porque siempre ganaba, porque era buena persona....A mucha gente le parece remilgado, con sus pantalones de golf, que un buen día sustituyó por otros de campana, y su tupé....a mí me parecía educado y amable, siempre dispuesto a echar una mano. Ahora, aunque sigue gustándome su carácter, sus libros me gustan porque son atemporales, porque aprecio la sátira, la crítica a la realidad del momento en que fueron publicados...
Tintín es periodista, nunca cambió de profesión aunque con cada album se hizo menos periodista y más detective o aventurero, no se sabe muy bien. Nunca deseé ser periodista como él, aunque sí me llamaba la atención la facilidad con que viajaba a cualquier lugar del mundo....o fuera de él. Demasiado joven para ser un audaz reportero, pero nunca demasiado viejo para seguir metiéndose en líos, muchas veces me pregunté por qué Tintín no envejecía; era evidente que el tiempo pasaba pero no para él ni para el resto de personajes que le acompañaban en su aventuras: su inseparable Milú, el fox terrier blanco que nunca le abandona, el capitan Haddock y su particular vocabulario, el profesor Tornasol genio para todo, Bianca Castafiore, el Ruiseñor milanés, la única mujer de la serie, los detectives Hernández y Fernández y sus contínuas meteduras de pata, Abdallah, el pequeño (e insoportable) heredero del País del Oro Negro, Oliveira da Figueira, el general Alcázar, el despreciable Rastapopoulos.....cómo me he reído con los insultos de Haddock, con la mala suerte de Rastapopoulos en "Vuelo 714 para Sidney", con la sordera de Tornasol y su terrible genio tras su aspecto bondadoso y despistado.....

Hergé decía que Tintín estaba dirigido a los niños entre 7 y 70 años, él debía saberlo bien....Hay algo que ya me gustaba de pequeña y también hoy: la minuciosidad de Hergé, el detalle obsesivo que hace de algunas viñetas auténticas maravillas, lo cual no es extraño ya que dibujaba y creaba sus historias con ayuda de un archivo con documentación de todo tipo, no dejaba nada al azar, (como cuando mandó construir una maqueta del cohete de "Objetivo: La Luna" para que sus colaboradores pudieran ver cómo debía ser y la sometió al exámen de un experto) y en muchas ocasiones modificó los albumes cuando eran reeditados para ser aún más fiel a la realidad.



Para muchos tintinólogos, el mejor album es "El Loto Azul", porque por primera vez, Hergé se tomó su tiempo y describió minuciosamente una cultura, la china, sin caer en los prejuicios que existen en obras anteriores, y porque la historia está mejor construída. De niña mi favorito era "El cetro de Ottokar", mi primer Tintín, un regalo de Reyes muy especial y además un libro magnífico, lleno de detalles: es fantástica la reproducción del folleto turístico syldavo, quieres viajar allí!....ahora, sin embargo, y aunque "El Cetro..." ocupa un lugar especial, ha sido relegado en favor de "Tintín en el Tíbet" y "Las Joyas de la Castafiore". Por qué? Porque en la primera, se cuenta una historia de amistad a toda prueba, cuando Tintín decide marchar al Himalaya en busca de su amigo Tchang (a quien conoció en "El Loto Azul"), cuyo avión se ha estrellado en las montañas, convencido de que no está muerto...Y no es sólo la amistad de Tintín hacia Tchang, sino también la del capitán Haddock, su compañero de aventuras, hacia él, que pese a estar convencido de que es una locura, le acompaña. La noticia de la muerte de Tchang hace que Tintín llore desconsoladamente, como nunca se le había visto hacerlo antes; y en cuanto a "Las Joyas...", es un divertimento de Hergé. Somos testigos de una farsa: nuestros personajes no quieren salir en busca de aventuras, sobre todo el capitán, en casa se está muy bien, pero qué importa? en un abrir y cerrar de ojos, Moulinsart, la residencia del capitán Haddock, se llena de visitantes no deseados y de intrigas, y no pueden escapar de ellos, es como una película de enredo...
Por desgracia, aquel primer ejemplar de "El Cetro... se perdió, aunque acabé teniendo toda la colección...en inglés. Pero la voz de Tintín no ha cambiado, afortunadamente, y sigue diciendo cosas que me gusta escuchar.

Las fotografías que ilustran este post fueron tomadas por la autora del calendario oficial de Tintín ´08.

1 comentari:

Jose Angel ha dit...

Cuando tenía muy pocos años (creo que todavía no sabía leer) encontré en casa de mi abuela un cómic de Asterix (te prometo que aunque sesa raro me acuerdo perfectamente). No leía muy bien, pero memorizaba sus viñetas porque iba a casa de la abuela con mucha asiduidad y era lo único que me llamaba la atención, por los dibujos. Era de mi tio. Cuando empecé a ser consciente de lo que significaba la lectura, los reyes magos me trajeron "El regalo del Cesar" de Astérix y Obelix, y entonces caí en la cuenta de que el cómic que leía cuando estaba en casa de mi abuela era del mismo personaje, y no paré hasta encontrarlo. A mis papis les pedía siempre un cómic de "Asteŕix y Obélix" por mi cumple, santo, etc.. Por fin, en uno de esos regalos, encontré el tan ansiado cómic de mi tío, al que mi abuela habría arrojado a la basura con toda seguridad hacía varios años: "Astérix en Bretaña", y mi felicidad fue como la del descubrimiento de un adulto que recupera un juguete de su niñez, pero siendo todavía niño, no sé si me explico... Lógicamente me hice fan de Astérix hasta que tuve todos los cómics de la colección, hasta el punto de escribir a la editorial "Grijalbo & Dargaud" pidiéndole explicaciones por qué "Las doce pruebas de Astérix" no estaba en versión "viñeta" como el resto de cómics, sino en asqueroso "cartoné" estilo "libro". Mi sorpresa fue que me contestaron (contestaron una carta escrita a lapicero con letra de niño), y creo que me sentí adulto por primera vez (joder, habían contestado mi carta..), gracias a Astérix. Pasé unos cuantos años con mis "Astérix" hasta que unos Reyes Magos me dejaron en el sofá del comedor un 6 de enero un cómic de Tintín: "Stock de Coke" o algo así, no recuerdo bien el título.. y también me hice fan suyo. Todo este rollazo que he metido en tu entrada es porque, efectivamente, querida Monique, entiendo lo que quieres decir, así que voy aparcar durante unas horas la lectura del libro que estoy leyendo para leerme ese cómic de Tintin de nuevo que tengo en mis manos ahora mismo. Gracias.