dimecres, 12 de novembre del 2008

Piter y yo. Vertigini


Tardé un poquito en entrar en Pisa, porque entre la salida de la autostrada y la ciudad circulé unos kilómetros por una nacional. Pensaba dejar el coche, eso sí, bien aparcado, a la mínima ocasión, y pronto tuve una, un párking privado al aire libre y practicamente vacío....no sabía exactamente dónde estaba, pero sabía que no tendría problemas para encontrar la Piazza dei Miracoli. Entonces tuve uno de esos Momentos para Recordar, porque cuando salí del coche, y le dí la vuelta para coger el almuerzo del maletero, miré hacia arriba, y ví, al otro lado de la calle, la estampa inconfundible de la Torre....Si lo hago a posta no me sale mejor......Sólo tuve que cruzar.....
Es un espectáculo impresionante contemplar los monumentos......son tan hermosos, y el contraste con el verde de la hierba y el azul del cielo tan impactante, que no sabes dónde mirar, es como si los sentidos no fueran suficientes para abarcar tanta belleza. Desde mi ángulo, pude ver, en primer plano, el Battistero y a su izquierda, el Camposanto, la Catedrale, y tras ella, la Torre. A la derecha está el Museo delle Sinopie, donde se conservan los dibujos preparatorios de los frescos que decoraban el Camposanto, y al fondo de la plaza el Museo dell´Opera del Duomo.
Ya sé que mucha gente no entenderá lo que voy a decir, pero en mi opinión el edificio más hermoso es el Battistero....todo el mundo habla de la Torre, y sí, es muy bonita, no es que no me guste, pero el Battistero es verdaderamente hermoso...me recuerda un frasco árabe que ví en una fotografía cuando era niña, y que me impactó aún no sé por qué...para mí, la belleza de la Torre no radica en su aspecto externo, sino en su singularidad: si no estuviera inclinada, sería otro campanario más, pero esa forma ligeramente curva (porque no está inclinada en recto) es lo que la hace especial.
Atravesé las puertas de la Piazza y me quedé plantada en la calzada que separa el césped de los puestos de recuerdos sin saber si quedarme allí contemplando esas maravillas, o acercarme a ellas, o qué hacer.....quería hacerlo todo a la vez: mirarlos, verlos por dentro, fotografiarlos, aquella era una experiencia visual pero con impacto físico....la parte racional de mi cerebro, se impuso, empero, y me dije a mí misma que debía sacar las entradas así que avancé hasta el edificio que acoge las taquillas y el Museo delle Sinopie y me puse en la cola.....Mi primera cola....fue breve, no había mucha gente, y mientras esperaba pude decidir qué tipo de entrada iba a comprar, porque son entradas combinadas; la Torre tiene entrada individual y vale 15 euros, el resto de monumentos pueden verse combinados comprando entradas con derecho a dos visitas o más....yo decidí comprar una entrada para dos: el Battistero y el Museo dell´Opera del Duomo; como era domingo el acceso a la Catedral era gratis y descarté el Camposanto y el otro Museo......y la Torre? pues no subí, aunque pueda parecer mentira y por una buena razón: tengo vértigo. Supongo que alguien me dirá que debería haberme rehecho y afrontarlo, pero sólo quien sufre vértigo pude comprenderme...puedo subir a sitios altos, el problema es la manera de subir: las escaleras interiores no me dan miedo, pero las rampas y escaleras exteriores, la ausencia de barandillas y los suelos de rejilla sí...puedo admirar un paisaje desde lo alto porque tengo puntos de referencia, pero no me pidas que me asome con soltura por el balcón de un vigésimo piso. Así pues, decidí obedecer los sabios consejos de mi sentido común y del folleto que te ofrecen en las taquillas, y que desaconseja la visita a personas con vértigo, advirtiendo de la escalera helicoidal de 300 peldaños (que además no sólo sube sino que se inclina) y del pavimento resbaladizo. Pero no eché de menos subir, porque como he dicho, con disfrutarla desde fuera era suficiente.