dimarts, 30 de setembre del 2008

Piter y yo. En el Principio....


En el Principio era el Plan, y Todo giraba en torno a él.....


....cierto día mi jefa llegó dispuesta a organizar las vacaciones de verano. En mi trabajo vamos por turnos rotatorios de modo que se disfrutan las vacaciones en periodos distintos cada año, y este año me correspondía un mes completo. Yo sabía desde hacía mucho tiempo, desde que me renovaron el contrato, qué iba hacer con esos 30 días de vacaciones: viajar.
Tenía muy claro dónde quería ir, era tan fácil! Italia....había estado un año antes y el mismo día que volví a España sabía que debía regresar. No tenía decidido qué lugares visitar, no me planteaba rutas todavía, sólo tenía el concepto, Italia. Y por fín, en marzo, me dijeron que disponía de Septiembre.
Descubrí entonces que Septiembre es un buen mes para algunas cosas,
(cuando todos vuelven, tú te vas, hay menos gente, hace menos calor y los precios son mejores) y no tan bueno en otras: debes aguantar el calor del verano trabajando (y en mi trabajo es duro) y la gente tiene vacaciones en agosto.....lo cual me supuso que ni uno solo de mis amigos, con excepción de David A., tuviera días en Septiembre, así que la misma semana que supe mis fechas, supe que si quería viajar, tendría que hacerlo sola.
Aquello fue un jarro de agua fría: siempre viajo sola pero me esperan allá donde voy y me apetecía viajar en compañía. Pero bueno, lo importante era viajar, si nadie podía venir, me iría en un viaje organizado.
Muy bien, pensé, hay muchísimos viajes, alguno encontrarás. Me planteé un destino mucho más lejano: ya que me iba sola, por qué no Israel, donde siempre he querido ir? Recuerdo que sentí la emoción de la idea, pero al instante la desheché: ese viaje debo hacerlo acompañada, es demasiado especial, alguien tiene que cogerme la mano. No, ese viaje tendría que esperar. Egipto? no....qué gracia tiene una autofoto con la Pirámide de Keops? el Caribe? Grecia? Portugal?
Estaba bloqueada; había ahorrado ya durante varios meses con la mente puesta en un viaje, podía elegir el destino que quisiera porque sólo dependía de mí, pero no sabía dónde ir, porque iba sola y por lo tanto debía ir en un viaje organizado. Entonces me dí cuenta....
Por qué Debía ir en un viaje organizado?
Por qué no irme yo sola, eligiendo mi ruta,
contratando los hoteles,

decidiendo qué lugares quería visitar
y haciendo en todo momento Mi Santa Voluntad?
Por qué no?
Y así, después de quince días de incertidumbre,
tomé la decisión de viajar sola a Italia.