divendres, 14 de setembre del 2007

Vacanze Torinesi I




Dicen que España
es uno de los países con más días de vacaciones del mundo....tenemos 30 días naturales.....en Japón te dan hasta cinco semanas, claro que allí lo hacen para prevenir el karoshi.

Este año, yo no tenía vacaciones...bueno, no es exacto, las tenía, pero sólo en uno de mis (dos) trabajos; iba a tener libres todas las tardes del mes de agosto, y estaba bien, pero seguía teniendo que entrar a trabajar en Correos a las 06.30. Eso sí, los fines de semana dan mucho de sí si una sabe aprovecharlos, y a eso me dediqué, a los findes. Sin embargo, estar concienciada no te quita la fustración si te invitan a pasar unos días en Turín y no puedes aceptar....hasta que cierto sábado que te toca trabajar, tu jefe te pregunta dónde te vas de vacaciones y descubres que tienes 3 largas semanas para hacer tu santa voluntad, y no te lo piensas y compras un billete de avión....
Pero recapacitemos y vayamos por partes.
Davide y yo nos conocimos en Salamanca a principios de este año, por medio de un amigo común, Miguel. Congeniamos rápido y nos hicimos buenos amigos en muy poco tiempo; vinieron a Valencia en Fallas, yo regresé a Salamanca en mayo y al llegar el verano, Davide regresó a su casa en Turín. Durante estos meses y como buen turinés a quien le gusta su ciudad, me habló de ella y me envió muchas fotos; Turín me pareció muy bonita y después he podido comprobarlo en persona...nunca había estado en Italia, y hay que reconocer que uno piensa en otros destinos si quiere viajar allí: Roma, Venezia, Sicilia...Turín era para mí una desconocida hasta que le conocí; sabía claro está de su Museo Egizio, de las Olimpiadas de Invierno de 2.006 de la FIAT y de los Saboya, Cavour y la unificación italiana, pero no mucho más...En agosto me invitó a visitarle y pensé que realmente tenía mala suerte por no poder ir; estaba tan segura de que no me correspondían vacaciones y era imposible que por eso me ilusioné tanto cuando supe que sí podría, y además una semana entera! Lo primero que hice, antes incluso de comprar el billete de avión, fue hacerme con dos guías y estudiarlas mientras contaba los días que faltaban para marcharme. Tener mucho tiempo para planear un viaje está bien porque te da tiempo a pensar detenidamente lo que quieres hacer dependiendo del tiempo de que dispones, pero también hace que te comas más las uñas esperando el gran momento y le das más oportunidades al azar: el año pasado, en agosto, hicimos un viaje por Escocia concienzudamente preparado desde el mes de mayo y por distintas circunstancias estuve a punto de no poder ir. Por eso me he convertido en una experta del "pensat i fet" (supongo que los viajes de fines de semana a Cartagena también tienen que ver en ello) y las dos semanas que mediaban entre la noticia de que tenía días y el que me marchaba se me hicieron eternas; aparte de trabajar en los dos trabajos, y pensar en lo que haría allí, tampoco podía olvidar lo que me esperaba al regresar: la despedida y la boda de Estíbaliz y Martín.
Pero por fín llegó el día 1 de septiembre, sábado, primer día de mis vacaciones, y a las nueve y media de la mañana, cogí un vuelo Valencia-Milán.

(La ilustración procede de internet)